El Tao y el Vacío Creador

"Hay algo sin foma y perfecto
que existía antes de que el universo naciera
Es sereno. Vacío.
Solitario. Inmutable.
Infinito. Eternamente presente.
Es la madre del Universo.
A falta de un nombre mejor...
lo llamo Tao.

Fluye a través de todo,
dentro y fuera de todo,
y al origen de todo retorna.

El Tao es grande
El universo es grande.
La tierra es grande,
El hombre es grande.

El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo."

Tao-Te-King, cap 25.

miércoles, 7 de abril de 2010

Nuevo blog.

Saludos a tod@s los/las advaita blogers, y demas fauna ibérica y trasatlántica.
Como me olvide de decir que cerraba por reformas, os doy la direcion de mi nueva casa.
Algo sencillito y de alquiler, de momento no hay para mas, mientras me hago un chalecito step by step.
Ya la iremos decorando poco a poco.
Sois tod@s bienvenidos, aunque me he mudado aun barrio bien distinto, y no a todos os interesará el nuevo vecindario.
Pero asi son las cosas.
Cada dia es un volver a empezar.
Un abrazo, y hola a los nuevos seguidores...(yo es que flipo con estas cosas...seran como las setas o los caracoles, que salen con la lluvia mientras uno esta en casa).
La primavera ha llegado, y bueno, ahi estais, con las flores y otras cosas.
Que bien!.
Bueno, que estais-otra vez- tod@s invitados.
Mi nueva direccion:
http://www.rehacersehombres.blogspot.com/

Un abrazo.

lunes, 15 de febrero de 2010

Solo un hombre...


Versión libre de un cuento zen sacado de zen for begginners:

"En cierta ocasión, un buscador que se había pasado años buscando la verdad, se llegó al maestro de una comunidad zen de un barrio del harlem neoyorquino.
-
Busco la iluminación, he recorrido el mundo, buscado en múltiples vías, visitado a muchos maestros, pero no he conseguido nada. Mi último maestro me dijo que le visitara. Dicen que todos los que se han llegado a usted, han terminado por iluminarse. ¿Qué puedo hacer?
El maestro, sin mediar palabra, le condujo hasta un edificio abandonado, que la gente del barrio usaba como vertedero.
Señalando hacia el montón de basura más grande, le dijo que se sentara encima, y que no se moviese hasta que encontrara la iluminación.
Pasaron los días, las semanas, los meses, y el tipo, todo un asceta acostumbrado a las más severas disciplinas, aguantaba firme. Como no podía moverse comía de los propios restos de basura, y hacia allí sus necesidades. Las ratas, las cucarachas y todo tipo de bichos se le subían encima, y los gusanos le empezaban ya a roer la piel y las llagas y las escaras del culo y de las rodillas.
Pero el tipo aguantaba firme, sin moverse, y así pasaron mas días, semanas, meses...hasta que sintió que iba a morir.
-Quizás, un poco antes de la muerte, me ilumine....
Y estaba ya llegando al límite de sus fuerzas, cuando dos personas que no eran del barrio pasaron por ahí (la gente del barrio le tenían por loco, y ya ni le molestaban).
-¿
Hey, quien es ese tipo de alli?,
-Es solo un hombre sentado sobre un montón de mierda.
En ese momento, se iluminó..."


Foto: la cara que se me quedó a llegar a la catedral de S, despues del camino, hace casi 2 años.
Un anticipo de la "ilumiación".
La katabasis que antecede siempre a la anabasis.
Buen camino a todos.

viernes, 12 de febrero de 2010

Vaciar el propio altar.


Soy consciente de que hay seres, almas infernales, almas que sufren, que esperan que siga hablando de la muerte, de la vida, del camino, de la iluminación, que siga explorando las moradas de esta mente interminable, con la esperanza de encontrar una luz en el camino, una senda que le lleve mas allá de la prisión, del dolor y del suplicio.
Soy consciente de que hay seres, almas angelicales, almas que gozan, que esperan que me calle, que me ocupe de mis cosas, y que encuentre mi propio e irreductible paraíso, y que comparta con ellos los gozos de cielo, de la belleza, de la simpleza, de la contemplación de dios que tienen los de corazón simple y puro.
Soy consciente de que hay seres, almas tan angelicales como infernales, que lo mismo les da que hable o que calle.
Y soy consciente de que hay seres, almas libres, que esperan, sin esperar, todas estas cosas.
A todos los entiendo porque con todos me identifico, a todos los comprendo porque en lo que soy un buddha carezco de puntos de vista. Todo es tal cual.
Pero no voy a escribir este post ni por unos ni por otros, sino por mi, porque en lo que no soy un buda o creo que no soy un buda, esto es lo que me toca.
Y si siendo fiel a mi mismo, como dice una amiga, soy una luz en el camino, pues bendito sea el señor de los ejércitos, porque es eterna su misericordia...
La continuación de la muerte, de la vivencia de la propia muerte lleva ineludiblemente a este punto, la realización definitiva de que morir no es posible.
Si morimos, o deseamos morir, es únicamente por nosotros mismos.
El dios verdadero es un dios vivo, y no conoce la muerte. El dios vivo no exige el sacrificio de ninguna de sus criaturas. No morimos al dios vivo, si morimos, o queremos morir es porque hay un arquetipo que nos lo exige.
Si nos sacrificamos a este arquetipo, sea el que sea, en el que creemos honrar o servir al dios vivo, no morimos realmente a este arquetipo. Poco importa que dios sea el que nos lo exige: Innana, Yahve, la Gran diosa, o el Gran Dios, Ceres, Mitra, Ahura Mazda, Set, u Odín, Zeus, Saturno, Brahma, o Shiva, Devi, o Kali...todos los sacrificios son falsas muertes que no conducen a ningún sitio mas que a una eterna esclavitud.
Morir por la patria, por dios, por un ideal, por una religión, por tus hijos, por testarudez, por tristeza, por tu madre, por tu padre, por los pecadores, por el dinero, por soledad, por embriaguez, por orgullo, por la fama, por el reconocimiento, por lo que sea, son todas muertes arquetipicales, sacrificios que la vida no pide.
La mente si los pide, y de eso se alimenta.
Por eso, el paso siguiente a morir, si tenemos la gracia de morir conscientemente es darse cuenta de todos esos falsos dioses que hemos servido toda la vida son solo eso, aspectos arquetipicales de lo divino que están perfectamente vacíos. Vacíos como el becerro de oro, y vacíos, como lo están también, lo siento por los creyentes, todas las escrituras, y las tablas de la ley.
Piedra y polvo.
Es importante darse cuenta de esto, porque la mayor parte de la humanidad vive y muere prisionera de estos arquetipos, de creencias, ideas, juicios, memorias, conscientes e inconscientes, de deseos de piedra y cartón, de esperanzas vacías, de sueños inconclusos.
Por nada de esto merece la pena morir. De hecho, no merece la pena morir por nada, porque nada en la vida te pide morir salvo tu propia mente.
La mente quiere morirse para librarse de si misma, un pensamiento quiere huir de otro pensamiento, o matar a otro pensamiento, una creencia quiere redimirse con otra creencia, un concepto quiere vencer a los demás.. y asi indefinidamente.
Morir verdaderamente a la ilusión significa morir a las ideas, morir a las creencias de que la muerte existe y es solicitada por dios.
Dios es un dios de vivos no de muertos, dice Jesús.
Dios es el camino, la verdad y la vida.
Y ante esta vida me toca hoy, como me tocó ponerlo en su dia, empezar a vaciar mi propio altar. Empezar a vaciar el altar en el que he adorado a todos los dioses que he conocido, en el que me he sacrificado y resucitado mil veces para volveme a sacrificar a todos esos ídolos.
Pero ojo, vaciarlos con profundo respeto y veneración de lo que me han venido a enseñar. La diosa madre, el dios de los profetas, todos los dioses y diosas paganos, todos los dioses celosos, y también todos los dioses que se autoproclaman únicos. Cada uno tiene su lección.
Vaciar el altar interno no significa mandar estos dioses a paseo, porque no se puede, vaciar el altar interno significa devorarlos, lentamente y conciezudamente, hasta integrarlos dentro de uno mismo.
Ignoro el tiempo que me llevara vaciar este altar, si tendré que hacerlo solo o contare con ayuda, pero de lo que tengo la certeza es de que quiero que mi altar interno este vacío para que mi único altar sea el propio mundo, y las cosas que allí sucedan. Quiero mi corazón y mi mente vacíos y disponible para adorar y reconocer a dios en todas su formas, pero sin idolatrías.
Vaciar mi mente y mi corazón para que las cosas pasen por mi libremente, sin resistencia, como las nubes pasan por un claro y radiante cielo azul.
Se que la vida me ayudara en esta tarea, porque la vida es lo que es, y lo que es es inevitable.
Vaciar mi propio altar es abandonar gradualmente todo apego a cualquier imagen de mi o del mundo, para que la vida sea lo que es, sin proyecciones y miedos que distorsionen lo que es. Unir mi oscurecimiento con mi iluminación, unir mi voluntad de ser libre con la ausencia de cualquier punto de vista.
Empiezo a vaciar mi altar siendo consciente de que todos los momentos que he vivido han sido sagrados y necesarios, incluso los sacrificios. Siendo consciente de que en este momento se encuentran todos y cada uno de esos momentos en los que puse todos y cada uno de los dioses que ahora quito, y los adoré., y mori por todos y cada uno de ellos.
Siendo consciente de que todos los caminos son el mismo camino, y de que todas los seres de todas las direcciones son buda, independientemente de si ponen o vacían sus propios altares, si adoran o no adoran ídolos, de si
se arrodillan, rezan, se postran, luchan, sobreviven, buscan, peregrinan, sirven, estudian, contemplan, actúan o viven su vida, para encontrar y servir en su corazón al dios vivo.
Ante todos estos seres, de todas las direcciones, vivan en el infierno, en el cielo, en el purgatorio o en el limbo, sufran o gocen, lloren o rian, estén en paz o en tormento, nazcan, crezcan, se reproduzcan, o mueran, renazcan o se liberen, vivan en la tierra, o en cualquiera de las infinitas moradas de dios, hoy, en este preciso instante yo me postro con plena humildad y aceptación de que son completa y absolutamente divinos.
Ante ti, seas quien seas, sea lo que sea que crees ser, o seas realmente, estés donde estés, me postro.
Y ante mi, sea lo que sea de mi, de mi altar, de mi mente, de mi corazón, de mi vida, también me postro.
Me postro ante todos esos seres que formamos la palma de buda, y al mismo tiempo, contenemos en nuestra palma a todos los budas.
Me postro ante el nirvana tanto como ante el samsara, ante el sufrimiento tanto como ante la liberación.
Porque no existe ni sufrimiento, ni causa de sufrimiento, ni cese del sufrimiento, es que existe el sufrimiento, la causa de sufrimiento, y le cese del sufrimiento.
Porque existe el sufrimiento, la causa de sufrimiento, y el cese del sufrimiento, es que no existe el ni el sufrimiento, ni la causa de sufrimiento, ni el cese del sufrimiento.
La Vía no tiene derecha ni izquierda, ni arriba ni abajo.
Todo, absolutamente cualquier cosa es el centro de la Via.
Quien comprenda estas palabras, en este mismo instante, ya está liberado.
Quien no las comprenda, por la misma razón, ya esta liberado.
Aunque siga buscando la verdad por los siglos de los siglos
No existe mas verdad que esta.
Lo que es y se manifiesta, instante por instante.
Aceptalo, instante por instante, y seras completamente y eternamente libre.
Y tu libertad no tendrá huecos, ni trincheras, ni atalayas, ni baluartes.
Tu libertad no sera tuya, y por eso seras libre.
Comprendas esto, o no lo comprendas.
No importa, porque lo que eres, es indestructible.
Que dios te/os bendiga.
Namasté.

martes, 9 de febrero de 2010

Vivir la propia muerte.

(del diario que no escribo):
Y otra vez, de nuevo, toca morirse.
Lo paradójico es que ya desde aquí, a dos pasos del patíbulo,
no hay miedo, solo hartura... y hastío.
Hastío de tener que morirme de nuevo, y de que esta muerte no sea la última,
(¿como va a ser la última, alma de cántaro, si todo fluye?).
cuando la única cosa que me pregunto es
¿¿y quien puede morirse??
¿Quien quiere morirse y quien puede morirse...?
Puede que algunos digan que es el ego.
Es posible.
El cuerpo, desde luego, se muere.
La mente, aunque tambien se resiste, tambien se muere...se muere constantemente, y todas sus funambulescas acrobacias no son mas que el horror y el intento de huir de esta muerte permanente a lo que es.
Las hazañas, y las glorias, los yo hice esto y aquello, yo estuve allí, por mucho que pervivan en la memoria de los hombres,
desparecen: polvo al polvo.
Yo lo que creo, es que toda esta muerte, la mía, y toda la que presencio en el mundo, es solo otra magnífica obra de teatro, otra estupenda (perdón por las suceptibilidades) puesta en escena de la consciencia.
Aunque lo que crea o no, poco importa, y en nada cambia los hechos: por doquier cuerpos naciendo, creciendo, envejeciendo y muriendo. Por doquier mentes naciendo, creciendo, envejeciendo, y muriendo.
-Desidentifícate de todo, dicen los sabios, vive de cara a la muerte mientras tengas tiempo. No hay un momento que perder, la vida es un soplo, encuentra quien eres, aquello que no muere.
-Y digo yo, que mas da que lo encuentre o no, acaso voy a dejar de ser lo que soy, acaso la vida va a dejar de ser lo que es, acaso el sol va a dejar de salir, el mundo a cambiar si encuentro o no encuentro mi ser?. Dejadme vivir esta muerte como buenamente pueda.
Mi ser en busca de mi ser, no, no quiero seguir desidentificándome, menuda tarea grotesca el excarvar en las minas interminables de una imaginación que cada segundo que pasa crea nuevas galerias, nuevas joyas, nuevos deseos, (deseos sublimes si, deseos espirituales, si) y se alimenta de mi propia búsqueda...
Me da igual si me muero iluminado o no, preparado o no para oir las trompetas del cielo.
Me da igual si esto es un teatro o no, el hecho es que tengo aqui un asiento donde pone Cesar Bacale, ¿por qué no mirar lo que sucede en el escenario, por que no creermelo?
Porque , de alguna forma extraña e incomprensible,
también me siento inclinado a creérmelo, como cuerpo y mente me lo creo,
la necesidad de comulgar, aunque sea en la tristeza, en el luto, o en la pérdida,
con el inmarcesible juego de la vida.
Así que otra vez, de nuevo, toca morirse.
Extraño que este reo que camina sin esperanza ni miedo hacia su propia muerte, sea también un hombre libre que sabe que la muerte, también su propia muerte, es un nombre erróneo para lo que únicamente sigue su curso y fluye.
Extraño este lugar de experiencia y de presencia que no puede llamarse ni dentro ni fuera.
¿Cómo llamarlo? ¿Como llamar a un lugar donde se llora y se ríe al mismo tiempo, donde la muerte y la vida (o la idea de la muerte y la vida) son indistinguibles, donde ni siquiera aquello que llamamos vida como opuesto de la muerte tiene el mas mínimo sentido?
¿Es este el canto y el sosiego, la indiferencia e intocabilidad de los mártires?
Pero yo no me sustento en la esperanza, ni tampoco en la desesperanza.
Ni en la promesa de un dia, de un mañana mejor, ni en el recuerdo de mejores momentos.
Ah, la muerte, o el sentimiento que provoca, es realmente la mejor de las lavativas, el mejor de los laxantes para esto.
El mejor de los remedios para desasirse de cualquier punto de referencia., empezando por nosotros mismos. Quizas solo sea el heraldo de eso que llaman alegria sin objeto.
Quizás solo eso. El centro sin centro, ni dentro ni fuera, sin nombres, pero con nombres.
Quizás el nombre correcto de la muerte solo sea eso, un giro en el camino.
Quizas, quizas, quizas...que más da lo que sea, probablemente la muerte nos sorprenderá pensando sobre ella. Tiene gracia...es estúpido, pero tiene gracia.
En cualquier caso, nadie puede morir por nosotros.
No se puede morir en teoría, aunque haya pavos por ahi moviendo las plumas, orgullosos de lucir el estandarte de los que han vencido a la muerte...que fanfarronería espiritualizada, como tantas otras cosas a las que tambien les llega su san martín...en fin, paciencia.
Toca morirse, y este momento, por oscuro que sea, se sienta, se respire, también es nuestro.
Completamente nuestro.
Y lleva el sagrado perfume de las cosas que se viven, que solo se pueden vivir completamente.
(Aunque visto por fuera, es lo más parecido a una voluta de humo
que jueguetea en espirales hasta encajar en el puzzle sin piezas del vacío)...
Continuará...

domingo, 7 de febrero de 2010

El Absoluto y su función.


Andaba yo ya mas feliz que unas pascuas retozando como pez en el agua en mi propia e irrenunciable eseidad, agradecido de mi reconciliación con mi admirada maestra Soledad, cuando he aquí que navegando por esos blogs de dios, me encuentro con las siguientes palabras:

Hace tiempo que venimos observando en ciertas exposiciones muy simplistas del vedanta advaita, o de lo que pretende ser tal, la asimilación del concepto "lo que es" con "lo que aparece". Así hemos escuchado decir: "Esto es todo -lo que es-: un libro, un ordenador, una taza de café, etc… no hay nada más, esto es todo -lo que es-". Es decir, una descripción pura y simple del mundo de las formas tal cual las percibimos y concebimos. Esto es dar la realidad a la serpiente (entreteniéndose en describirla) y no a la cuerda cuando, en realidad, el vedanta pretende todo lo contrario. Vamos a recurrir a un tratado tradicional, el Drig-Drisya-Viveka de Sankara y al comentario que de él realiza Consuelo Martín en donde, curiosamente, utiliza también el concepto "lo que es" identificándolo, como así debe ser, con Atman, el Sí mismo, la Realidad, la Consciencia, la cuerda, y no a las apariencias que ella pueda dar lugar.Además de ello hay en el comentario a este verso abundante y verdadera enseñanza tradicional, y no las frecuentes reducciones modernas que se acostumbran a escuchar cada vez con más frecuencia. Así que démosle paso ya a lo importante”.


Todo esto coronado con una sentencia que parece haber sido sacada de los diez mandamientos del arca de la alianza:


"La ignorancia consiste en tomar como absoluto lo relativo".

Firmado por el peso pesado y tatarabuelo del vedanta, Adi Shankara-acharia.


Y me digo, joder, ¿es que no podrá uno descansar ni por un día?, dado que esas exposiciones tan simplistas pueden ser muy ciertamente mías, o si no, con ellas me identifico, sin el mas mínimo atisbo de duda. ¿Pero que es lo que he hecho yo, reconocer a dios en una buena taza de café, mientras veo a dios en los colores de las nubes detrás de la ventana? ¿He de sentirme culpable por estar en paz con lo que aparece, con ser con lo que toca, con reconocer el ser en el ser que fluye?
¿Esa es la simpleza, la poca vergüenza, y el descaro que no me perdonan las enseñanzas tradicionales?
Y me pregunto yo si no tendría que romper definitivamente con las abstracciones vedánticas de la mentalidad india, si no habrá tenido razón mi buen amigo Miguel R de P el cual tan benevolentemente renunció a seguir discutiendo conmigo sobre la espesa costra de abstracciones que cubre la filosofía del vedanta advaita, y si no tendría yo que haberle hecho un poco mas de caso, en vez de pasarme un año seguido discutiendo con él, defendiendo a capa y espada las verdades absolutas sobre la incuestionabilidad del absoluto.
Mejor me habría ido sin duda si me hubiera tomado tanto interés en documentarme y profundizar antes sobre las bases de la filosofía budista como lo hice en su día con el vedanta, aunque la vida me llevó, después de pasar por la criba una a una todas mis suposiciones, a soltar mis apegos absolutistas, gracias a dios.
Pero como resulta que ya estoy verdaderamente aburrido de seguir discutiendo en torno a unos conceptos que ni vienen ni van a ningún sitio, y porque estoy la mar de a gusto retozando en mi mar de relatividades simplistas, creo que voy a sacar del armario uno de los ensayos en los que aun tenia fuerzas y ánimo para tratar de estas soporidades.
Dado que la experiencia me ha enseñado tan bien que no es conveniente mandar comentarios, digamos, no espiritualmente correctos, en otros espacios, volveré a hacer uso del mio, no para defender mi punto de vista, que ya no tengo sobre el asunto, sino para que no se confunda un globo que suelta su lastre con una exposición simplista sobre el asunto. Y si es simplista, ¿cual es el problema?
¿A alguien todavía le pica en las partes íntimas que haya que simplificar la vida al máximo para vivir la simpleza de la vida? Pues que se rasque, hombre, o que se simplifique, que se vuelva simple como las rocas!!. Que se vuelva rocio, bosque y musgo, o pequeño saltamontes. Que siga el tao de las nubes, y del viento sobre el agua.
Pero antes de desempolvar el ensayo en cuestión, que no va ser precisamente “simple”, quiero mencionar lo siguiente, que ya hice en el comentario que le envié al autor del post (que dudo bastante que publique-mis perdones si lo publica):


1-Que para tomar por absoluto lo relativo primero es necesario ser o conocer lo absoluto.
2-Que si antes de tomar por absoluto lo relativo no se ha sido/conocido lo absoluto, es imposible tomar por absoluto lo relativo.
3-Que si se es/conoce lo absoluto es imposible tomar lo relativo por lo absoluto.
4-Que en lo absoluto no hay relativo.
5-Que lo absoluto se manifiesta espontánea e instantánemante (es decir, eternamente) en la apariencia de lo relativo. Por eso esto de lo que estamos hablando se llama no-dualidad.


Asi que con mi ordenador, mi ensayo, y mi taza de te (café no, que ya es muy tarde), y dios en todos, repitiendo por enésima vez a mis muy queridos monjes contemplativos y contertulios, que dios también está en los cacharros, desempolvo esta reliquia, por si puede explicar por mi, ya que yo ya he estirado la pata de aburrimiento, de donde vienen esas supuestas exposiciones y actitudes simplistas, y porque es bueno soltar el lastre en un barco que esta a punto de hundirse, después de todo:


El Absoluto y su función (diciembre 2008).


Toda palabra viene del Silencio, toda palabra vuelve al Silencio.
Toda palabra es del Silencio y en el Silencio encuentra su sentido último.
C.B.P


"La palabra Absoluto apunta a un nivel de realización de ser que mora más allá del ámbito del lenguaje y de las palabras, por eso cualquier cosa que digamos en torno al Absoluto (o a cualquiera de las palabras que asi lo asignan en las diferentes tradiciones sagradas: Tao, Sunjata, Nirvana, Dios, No Manifestado, Vacío, La Fuente, Si Mismo, Brahman, Conciencia, Padre-Madre, Espíritu, Gran Águila...es solo un intento de apuntar hacia algo inexpresable que trasciende, pero incluye la razón en nivel del pensamiento, de la emoción, y de la sensación.
Podemos decir sin miedo al error que el Absoluto impregna todos estos niveles, que los incluye, y que los trasciende. De no ser así, jamás podríamos trascenderlos, y esta trascendencia ha sido y es experimentada tanto por santos y místicos, como personas comunes cada vez ingresan en el momento presente, en el ámbito de la presencia consciente que es su morada.
El aquí y el ahora, o el no-tiempo, es el territorio, el hogar y la fuente de la presencia divina.: Presencia que es una de las cualidades innatas del Absoluto, como lo es la paz, el amor, la belleza, la sabiduría, la alegría o felicidad o bienaventuranza, la verdad, y la Vida. Vida que es fuente y sostén de todas las formas visibles e invisibles de vida y manifestación, conocida o no.
Puesto que no hay forma de decir nada de Aquello que trasciende el nombre y la forma, la única forma de aproximarnos al absoluto es a través del nombre y la forma, es decir, de la función.
Podemos entender como función del Absoluto la forma a través de la cual se manifiesta en el mundo de lo relativo. Forma es función porque toda forma que se manifiesta en el mundo manifiesta una función determinada del Absoluto con referencia a otras formas del Absoluto, es decir , que la forma de un árbol es la forma idónea que adopta el Absoluto para relacionarse con otras formas de si mismo: la tierra, el hombre, los animales, el cielo...En este sentido, la función del absoluto es el único modo de aproximación que tenemos, fuera de la presencia silenciosa, al misterio del que siempre se rodea el Absoluto.
Por eso, en este ensayo, ahorraremos tiempo y energía en intentar llegar a la esencia del Absoluto que es inexpugnable e incognoscible, y nos aproximaremos a ella solo a través de sus atributos. Atributos que están inextricablemente relacionados con la función que en uno o en otro ámbito desempeña el misterio de la vida.
Los tres grandes atributos divinos, reconocidos en todas las tradiciones filosóficas y espirituales del mundo son la Verdad o Sabiduría, el Bien o el Amor, y la Belleza. De los muchos y múltiples carismas del Espíritu, estos son las raíces, puesto que no tienen contrario, son no duales, y trascienden por ellos mismos el nivel de la dualidad donde tiene lugar el juego de la manifestación. Estos atributos, que se reconocen a través del sentimiento de la presencia divina en nuestro interior, son la quintaesencia del misterio de la Vida divina, porque se corresponden a los tres ámbitos sin los cuales la manifestación que conocemos nos sería posible.
La vida divina, que es una, es una vida no individual sino trinitaria, lo que lo cristianos han llamado Trinidad, porque sin esta expropiación del misterio no manifestado de Dios fuera de si mismo, sería imposible la manifestación y el mundo de lo relativo.
Es a través del reflejo del misterio de la trinidad, de la vida Una y Trina que se alberga en la presencia, que podemos reconocer su existencia, mismo que sea empañada por el velos de la dualidad, en el mundo manifiesto.
Por eso abordaremos, antes de desarrollar un acercamiento a través de la función, el misterio de la trinidad a través de la tradición cristiana, pero liberada de la concha y del cuerpo doctrinal y ampliando esta concepción a otras religiones y vías espirituales.
La primera persona de la Trinidad, el Padre, corresponde con Lo No manifestado innombrable, del que nada puede decirse. Esta es la fuente de todos los atributos, de los que emanan y vuelven a través de las otras personas de la Trinidad.
La segunda persona de la trinidad, el Hijo, es el receptáculo de esos atributos, en virtud al cual podemos experimentarlos y sentirlos. Es la verdad, la belleza y el amor manifestados fuera del misterio del Padre, en una creación que se renueva en cada instante eterno. Si el Padre es la fuente del amor, el Gran Amante Divino, el Hijo es el Amado, y en este amor, en esa relación de amor que sale de si mismo y vuelve a si mismo, que es el Espíritu, tiene lugar la manifestación de todos los ámbitos de lo relativo, en el cual vivimos.
La tercera Persona de la Trinidad es el espíritu de amor, que mas que una persona es la relación que une el Misterio del amor del Padre con el amor Manifestado del Hijo.
Puesto que, como decíamos, conocer al Padre es imposible, solo tenemos acceso al Absoluto a través de los atributos (Verdad, Belleza y Amor) que nos viene de la presencia divina del Hijo en nuestro interior (nadie va al Padre si no es por mi) , la presencia crística, o a través de cualquiera de las formas que adopta ese amor, esa relación amorosa y primordial entre el Padre y el Hijo.
Si la presencia divina de Amor, Belleza y Verdad que hay en nuestro interior aquí y ahora, eternamente en el no-tiempo, es la huella del Absoluto que vive en nuestro interior, las formas que adoptan estos atributos desplegados en la manifestación es su función. Función que no tiene más objeto, en última instancia, que el reconocimiento de estos atributos, y a través e ellos, de la presencia divina que impregna todas las formas. Esta función es el atributo del Espíritu, que es invisible, cuya cualidad es, como dijimos la relación, o la inter-subjetividad amorosa que se despliega entre Padre e Hijo, Misterio no-Manifestado, y mundo Manifiesto, y por extensión, la relación entre todas las formas que adopta el Absoluto en su peregrinaje a través del mundo de las formas y regreso a Si Mismo.
La Vida trinitaria, a pesar de ser un misterio nunca del todo desvelado en el ámbito de la tradición exotérica cristiana, es un misterio reconocible en todas las tradiciones sagradas no duales.
Así tenemos dentro de la tradición del vedanta´-advaita el Sat-Chit-Ananda, Ser-Consciencia, Felicidad corresponden así mismo respectivamente a la Belleza, la Verdad y el Bien o el Amor de nuestra tradición grecolatina-cristiana. Asi mismo, el principio Absoluto Objetivo o Brahman se identifica con el Padre No –Manifestado, e Atman, o Principio Absoluto Subjetivo, con El Hijo, y la manifestación, o Lilah, también se corresponde con el Espíritu.
En la tradición tántrica, Shiva sería el principio Absoluto, en tanto que Shakti sería la Manifestación de ese Principio, y la danza que se crea entre los dos sería el espíritu de amor, y la relación que crea todas las formas del mundo.
El la tradición Taoista tenemos el Tao no manifestado, como principio Absoluto e incognoscible, en tanto que el Tao Manifestado (Hijo), gira en torno a la dualidad primordial del principio creativo Yang (polaridad masculina del Hijo) y receptivo Ying (Polaridad femenina del Hijo) que se generan mutuamente en perfecta complementariedad y relacionalidad (Espíritu).
En la tradición sufi tenemos el Corazón Amoroso (Hijo) de Allah (Padre), y su manifestación en sus muchos nombres y atributos, a través de la Baraka (la Gracia del Espíritu).
En la tradición budista tenemos La Verdad Absoluta, la Mente Única, o Luz Clara (Padre), y su manifestación como Conciencia (Hijo) en el mundo de las formas (verdad relativa o funcional ) a través de los principios de la vacuidad e interdependencia (Espíritu)...
Y así podríamos seguir indefinidamente, porque estos atributos son principios existentes en toda forma que existe en el mundo, religiosa o pagana.
Ahora, mas allá de los atributos divinos que vienen de la Presencia Divina que existe en y sostiene todas las cosas, existe otro portal de entrada a la experiencia de esos atributos, y este es el ámbito del nombre y la forma, es decir, del ámbito de la función del Absoluto.
Toda forma es función, en cuanto que, como predica el budismo, no existe por si misma, sino que existe solo en virtud a la relación o interdependencia que le une a otras formas igualmente inexistentes y relativas. Este es el ámbito en el que se mueven todas las palabras y acciones del espíritu, dirigidos al ojo y al oido, que es el ámbito de la verdad funcional, o verdad relativa.
Todo fruto de toda práctica espiritual, sea la compasión del bodhisatva como el amor crístiano, sufi o tántrico, se expresa en esta verdad funcional de reconocer la función relativa de cada cosa. Puesto que en el ámbito de lo relativo ninguna cosa tiene existencia por si misma, sino que depende de otras cosas, su función va estar siempre determinada por la existencia y las funciones relativas de otras cosas. Este es el sentido profundo y práctico de las verdades de la impermanencia, vacuidad e interdependencia.
Todas las cosas, todas las formas de la creación son dotadas de forma en virtud de su función en la ley de la interdependencia, todas excepto una, el ser humano.
Así el agua tiene la forma adecuada a su función, y el fuego, y todos los elementos, los minerales, las plantas y los animales. Así mismo las estrellas, los planetas, las galaxias, e incluso las formas arquetípicas de la geometría sagrada cumplen su función en el ámbito de la vacuidad y de la interdependencia. Solo al ser humano le ha sido dada la libertad, o la ignorancia, de desconectarse de su presencia, y alejarse de su función, de su forma originaria, que es ser un puente entre el Espíritu y la materia, alquimizando a través de su presencia otras formas inferiores o menos evolucionadas de consciencia. Solo el ser humano ha trasformado la función que le otorga su naturaleza divina en una monstruosidad que lo aleja y atenta contra todas las formas de vida del planeta.
La función del ser humano, la función que le es propia a la forma en la que ha encarnado su presencia divina es amar a sus hermanos, y a todas las formas de vida a través de su misma presencia consciente. Es decir, disponibilizar su vehículo físico al que llama cuerpo para co-crear con El absoluto a través de la divinidad de su presencia.
Es por eso que todos los hombres iluminados de todas las tradiciones, y de todos los tiempos, han encarnado la función correcta en cada momento. que no es otra que dar de comer al hambriento, y dar de beber al sediento de la tradición cristiana.
A Dios, la divina presencia en nuestro interior, se le puede honrar de muchas e infinitas maneras: danzando, haciendo rituales, haciendo el amor, todo con consciencia, pero nada es mas valioso a los ojos del Padre que dar de comer al hambriento y dar de beber al sediento, es decir, encarnar en cada momento, como se busca en el budismo zen, la actitud correcta y la función correcta. Esto significa también sacar del error al ignorante, o dar un palo bien dado al pusilánime.
La única función del hombre, la única razón de haber adoptado esta forma y este nombre, es encarnar en el mundo de la dualidad, es decir, de la mente ilusoria y discriminativa, con sus manifestaciones mentales, emocionales y sensoriales, los atributos divinos de la presencia, que están mas allá de la dualidad, para trascender el conflicto originado por la ignorancia de la mente dual. Encarnar por todos los medios posibles la Verdad, el Bien, y la Belleza, la Sabiduría, el Ser, la Conciencia y la Felicidad.
Pero para esto, para que el ser humano sea capaz de encarnar la función correcta en cada momento, no basta con una moral religiosa, ni budista, ni cristiana, ni con una ética atea, por muy buena que sea, es necesario tener una experiencia interna de lo que significa alcanzar, profundizar y estabilizar un estado de presencia amorosa y consciente que viene de la limpieza de nuestro vínculo con el Absoluto, o lo que es lo mismo, vivir en la verdad del momento, en el ahora y aquí, en el ámbito del no tiempo y del presente eternos.
Para que el Absoluto realice la función correcta en el ser humano es necesario que sea consciente de sí mismo, que se vuelva auto-consciente: Para esto es necesario que la conciencia y potencial de presencia del hombre deje de proyectarse fuera de si mismo, y se focalice en si misma, es decir, que abandone el mundo de los objetos sensoriales, emocionales, y mentales, y se centre en su misma condición de presencia.
Las sensaciones, emociones y pensamientos que nos evoca el contacto con un mundo fragmentado son otra manifestación del absoluto, pero en estado latente de inconsciencia. La única forma de realizar la función que el Absoluto tiene en la forma y función humana es volver los ojos hacia dentro, tomar consciencia de esa presencia y reconocerla en todas las demás cosas que nos rodean. También es posible reconocer esa presencia fuera de nosotros, pero reconocerla fuera ya significa que estamos en un estado de presencia, pues solo la presencia divina puede reconocerse a si misma en cualquier forma u apariencia.
Todo el propósito de nuestra vida gira en torno a este preciso momento de reconocimiento, momento siempre actualizado, que es siempre ahora, y nada en el mundo, ningún propósito externo es mas importante que este reconocimiento de lo que somos y de cual es nuestra función correcta en cada momento. Pobres o ricos, bellos o feos, estúpidos, sabios o ignorantes, solo la práctica y el cultivo de la presencia puede posibilitarnos el acceso al reno de los cielos.
La palabra, lejos de ser una herramienta de especulación filosófica, de manipulación política, de violencia o agresión emocional, de mentira o de engaño personal, ha de ser un vehículo de la verdad, de la sabiduría, del amor y de la belleza. Al igual que la acción y el pensamiento.
La palabra, la acción y el pensamiento, como la boca, manos y pies de la presencia han de dar testimonio de esa presencia a través de la función correcta.
Y cual es la función correcta.?
Como dice la oración de S. Francisco:

Señor, haz de mi un instrumento de tu paz...
Que donde haya odio ponga yo amor
Que donde hay ofensa ponga perdón
Que donde haya discordia ponga unión
Que donde haya error ponga verdad
Que donde haya duda, ponga fe
Que donde haya desesperación, ponga esperanza
Que donde hay tinieblas ponga vuestra luz
Que donde haya tristeza ponga alegría
Oh Maestro, que no me empeñe tanto
En ser consolado como en consolar
En ser comprendido como en comprender
En ser amado como en amar
Pues dando se recibe
Olvidando se encuentra
Perdonando se es perdonando
Y muriendo se resucita a la vida eterna

La vida eterna del momento presente, del aquí y ahora donde brilla como un sol incandescente la presencia divina de todos los seres, de todas las direcciones y de todos los tiempos.
Por eso el bodhisattva, el sabio, el hombre virtuoso, vive, habla y actúa conforme a la verdad propia del momento, está libre del apego a las palabras, y las usa siempre dentro de la actitud y la función correcta, porque sabe que toda palabra pertenece al silencio, se alimenta de silencio, existe gracias al silencio, nace y muere en el Silencio. "
Asi que les pido a los señores monjes, devotos, jannis, jivas, yoguis, profesionales del vedanta, y maestros casi consagrados, que dejen de atosigarme y atosigar al mundo con conceptos, que bastante tiene el mundo ya con sus propias ilusiones, para hacerle el flaco favor de crear mas separaciones.
Miserere dómine.
Se lo ruego, dejen al mundo en paz ser como es,
dejen que las cosas sean lo que son
y tengan misericordia.

sábado, 6 de febrero de 2010

La ley natural.


Todos los capullos, tarde o temprano, se convierten en flores.

Todos los desiertos en vergeles.

Todos los fermentos en panes.


Todos los dolores, tarde o temprano, se convierten en canciones

Todas las cadenas en polvo.

Todas las prisiones en aire.


Todos los cobardes, tarde o temprano, se convierten en héroes

Todos los ignorantes en sabios.

Todos los pecadores en santos.


Y, si , tarde o temprano, todos los niños se convierten en hombres...

y todos los hombres en dioses

y todos los dioses en nada,

tarde o temprano.


La ley natural nunca falla.


...a sol y ari.



viernes, 5 de febrero de 2010

La eternidad



“Elle est retrouvée.

Quoi ? - L'Éternité.

C'est la mer allée

Avec le soleil.”


Traduccion libre:

"Ha sido encontrada

Que?-la Eternidad

Es el sol fundido(ido)

con el mar"

Extracto de L´eternité, de Jean Arthur Rimbaud.


Comentario:
He aquí la versión de la eternidad de mi admirado y muy querido hermano advenedizo (así es como lo llamo). Y uno de los versos mas hermosos que le leído, a mi juicio, claro.
Es la suya, cada uno ha de encontrar la suya, aquello que le abra en dos el pecho.
Para mi la eternidad es el presente, el espacio donde la presencia se manifiesta y se abre a lo sagrado que es todas las cosas. Este presente se puede manifestar en la contemplación de un ocaso como este (Rimbaud vio el mar por primera vez en su primera huida con su amigo y amante Verlaine, a los 16-17 años).
Al igual que cuando el sol se funde con el mar, y el cielo encuentra la tierra, en el presente, la eternidad se funde con el tiempo, y encontramos nuestra verdadera identidad, tan fugaz como eterna, tan dinámica como inmóvil, tan efímera como permanente.
Porque lo que somos es indefinible es por lo que podemos identificarnos y jugar a ser cualquier cosa.
Porque lo que somos ni es eterno ni temporal, sino algo innombrable, es que somos tan eternos como temporales.
El camino de la Vía no tiene lindes, la Vía no tiene ni derecha ni izquierda, ni arriba ni abajo, ni amigos ni enemigos.
Señala donde esta el tiempo, donde la eternidad, donde para encontrarla.
Señala al que puede encontrarlos.
¿Esta acaso en algún lugar en el tiempo o el espacio?.
¿Esta fuera de ti, dentro, en ambos o en ninguna parte?
Señala donde, señala si puedes....
Somos eternos, no hay eternidad fuera de este somos.
Somos temporales, no hay tiempo fuera de este somos.
Somos todo lo que hay.
Somos, sencillamente.
Ha sido encontrada.
¿El que? -La eternidad
Es el sol fundido(ido)
con el mar.
Ha sido encontrada, si, ¿pero por quien?
¿Quien puede encontrar la eternidad, y permanecer separado de ella?
Ha sido encontrada, si pero cuando se encuentra,
desparecemos, nos fundimos en ella...como el sol en el mar.
Porque lo que encontramos no es otra cosa...
...que lo que somos.
En realidad nadie encuentra a nadie.
Es solo el ser que se reconoce a si mismo en un eterno y sagrado instante
La eternidad se reconoce en la eternidad.
Dentro del tiempo.
Y con esto y un bizcocho doy por terminado el ciclo de charlas sobre el tiempo-eternidad.
Gracias a tod@s.