El Tao y el Vacío Creador

"Hay algo sin foma y perfecto
que existía antes de que el universo naciera
Es sereno. Vacío.
Solitario. Inmutable.
Infinito. Eternamente presente.
Es la madre del Universo.
A falta de un nombre mejor...
lo llamo Tao.

Fluye a través de todo,
dentro y fuera de todo,
y al origen de todo retorna.

El Tao es grande
El universo es grande.
La tierra es grande,
El hombre es grande.

El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo."

Tao-Te-King, cap 25.

viernes, 1 de mayo de 2009

La máquina del tiempo (15-4-09).


Cuan pocos de nosotros, y ni siquiera todas las veces, nos damos cuenta de que llevamos una máquina del tiempo esperando a ser usada en nuestro interior.
Hoy, viniendo de la compra en el mercadona, cargado de bolsas, y andando con prisas y desequilibrado, para llegar lo antes posible a casa, he vuelto a vivir una vida en un segundo, y he vuelto a viajar por la máquina del tiempo, que al contrario de otras veces, he hecho de una forma consciente.
A mala leche, pero sin mala.
La cosa era que andaba yo a toda prisa, tambaleándome de una lado al otro con el peso, cuando de repente me he preguntado que tenía esta circunstancia de ir cargado hasta los topes para ser incapaz de estar y disfrutar del momento presente.
Dicho y hecho, he mirado el sol que salía entre las nubes, he respirado dos o tres veces profundamente, he sentido la caricia del aire, que en esta ciudad airada siempre esta presente, he agudizado mis sentidos para sentir el pulso de mi corazón, y de la vida alrededor, he cerrado los ojos, y al abrirlos ha vuelto a ocurrir el milagro, la escena que me ha pasado otras veces, aunque nunca de un modo tan real y consciente. Alli estaba yo, que seguía andando, pero lenta y armoniosamente, sosegado, en calma, como si fuera paseando fumando un puro y con la otra mano en el bolsillo en vez de ir cargado, mientras todo el escenario de la vida desfilaba ante mis ojos a cámara lenta. Cámara y acción que se volvía mas y mas lenta cuanto mas atención ponía en lo que observaba.
Han sido los diez minutos mas largos que he vivido nunca. Andando por al acera, se me antojaba que en ese estado de conciencia tardaría cientos de años en cruzar al otro lado de la calle, cada paso era un mundo en si mismo, y cada detalle se abría a otros infinitos detalles, mirase donde mirase. La gente, los coches, las nubes, los rayos de sol, los olores, los ruidos, las voces, se fundían en una opereta graciosa y sublime de la que yo también era parte, actor y observador al mismo tiempo, sin saber como ni porque, ni...nada era importante, y a la vez , todo tenía un significado sagrado en cada cosa, en cada gesto, en cada suceso.
Supe, de una forma intuitiva, sin intervención del pensamiento, que ese estado es el regalo que dios nos ha concedido al expresarse a si mismo a través del tiempo y del espacio, en nosotros , en todo lo que late.
Supe que cada momento es único y valioso, y que la mayor parte de eso que llamamos tiempo nos perdemos, abducidos por nuestros propios automatismos, la esencia de la vida, que es la misma esencia de la que estamos hechos.
Supe que la vida misma era una creación nuestra, y que también lo era el tiempo y el espacio.
Supe que era posible parar el tiempo conscientemente, y que el tiempo puede alargarse o acortarse, porque no existe.
Supe que también era posible crear el espacio, y estar en todas partes y a la vez en ninguna.
Supe de nuevo que todo era una ilusión, que nada existe, y a la vez todo era real y tenía una existencia ilimitada.
Supe que yo era todo y nada, el creador de todo lo que existe, y a la vez la creación.
Supe que era Dios, y que Dios estaba en todas partes, porque mirase donde mirase allí estaba yo.
Supe que era eterno e inmortal, y que mi vida es divina y sagrada. Supe que la vida era eso, nada mas y nada menos que eso, y después no supe nada, porque la vida me absorbió en la ilusión del tiempo y del espacio en cuanto pensé en escribir lo que me ha pasado.
Asi que aquí estoy, aun paladeando los efectos de mi primera inmersión consciente en la máquina, y desando volver a probar, quizás con el canon de Pachelbel que suena mientra tecleo a toda prisa el teclado, mitad por miedo a que se pierda esta sensación antes de poder transcribirla, mitad porque temo que si vuelvo a cerrar los ojos me pierda en cada nota de la música, en el tacto de cada tecla, en el aroma del incienso que puse esta mañana.Pienso ahora que quizás ya estaba predispuesto a esta experiencia desde la madrugada, por la interminable noche onírica que he pasado, o por la calma con la que me he hecho el desayuno, he limpiado y ordenado la casa, me he duchado, acicalado delante del espejo durante un buen rato y vestido, pausadamente, eligiendo ponerme una camisa, chaleco y unos zapatos elegantes.
Pienso esto y lo otro, recordando que debería sentirme mal y apenado por haber dejado una relación sentimental íntima, profunda y consciente, en vez de sentirme alegre y liviano, como de hecho me siento en este instante.
Pienso que todo es paradójico, y que lo único que sabemos realmente, lo sabemos cuando dejamos de pensar y sentimos las cosas directamente.
Pienso que precisamente lo que me ha pasado no ha sido fruto de usar la máquina del tiempo, sino de dejar de usarla, de desconectarla.
Pienso que la máquina del tiempo es la mente, y que es posible desconectarla tan facilmente como es fácil desconectar cualquier otra máquina. Basta quitar el enchufe o la batería que la mantiene.
Pienso que este es el juego: desconectar la máquina del tiempo para conectarnos con la unidad y la eternidad en la que nos zambullimos a través de la presencia amorosa y consciente.
Y después, como ya no me queda nada sobre lo que pensar, respiro otra vez, profunda y conscientemente, de nuevo agudizo mis sentidos, escucho las notas flotando, naciendo y muriendo en el espacio, creando formas, inspiro el olor del incienso mezclado con el olor de los muebles, del papel de los libros, del polvo acumulado en la mesa, y vuelvo, porque es perfectamente posible, a desconectar la máquina del tiempo, y conectarme con la unidad y la eternidad en la que... esto ya lo dije.... el tiempo se detiene, se dobla sobre si mismo, y el espacio vacío y yo...
...estamos en todas partes.

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