El Tao y el Vacío Creador

"Hay algo sin foma y perfecto
que existía antes de que el universo naciera
Es sereno. Vacío.
Solitario. Inmutable.
Infinito. Eternamente presente.
Es la madre del Universo.
A falta de un nombre mejor...
lo llamo Tao.

Fluye a través de todo,
dentro y fuera de todo,
y al origen de todo retorna.

El Tao es grande
El universo es grande.
La tierra es grande,
El hombre es grande.

El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo."

Tao-Te-King, cap 25.

viernes, 29 de mayo de 2009

El fin de la Crisis.


Todo trabajo que no parta de la libertad creativa interior es inevitable e invariablemente una forma de prostitución.
Una forma de prostitución creada por un chulo enajenante y gigantesco llamado sistema, y sostenido por un tejido social basado en el miedo que se ha terminado por convertir en un gigantesco burdel donde se trafica con las apariencias.
Son tres los pilares que sostienen este mercado donde se mercadea no solo con dinero, sino con sensaciones, emociones, pensamientos y sentimientos. Los tres hermanos se llaman el dominio, la sumisión, y la seducción, cuyo apellido es el mismo: Vacio y Carencia.
Cualquier forma de prostitución laboral, emocional o mental se basa en uno de estos pilares, que la mayor parte de las veces forman un tejido indivisible donde el tirano, la víctima y el seductor se complementan y se retro-alimentan.
A su vez estos pilares se elevan sobre unos cimientos que todos conocemos como miedo, aunque nadie lo llame por su nombre, sino por cualquiera de sus muchas máscaras: instinto de supervivencia, necesidad, ley de la selva o sentido común, son algunos ejemplos de los muchos disfraces que los amos del miedo le han puesto a su perro para que no le miremos directamente a la cara, que es el primer e inevitable paso para vencerlo.
Cada uno de nosotros tiene, en su historia personal, una relación personal e intransferible con este miedo, y con los tres pilares sobre los que se asienta el sistema. No hay nadie, nadie en el entero mundo que no le haya hecho el juego, o se lo siga haciendo, consciente o inconscientemente, a este inmenso ingenio concebido desde el principio para despojarnos de lo que has sido siempre nuestro por derecho, esto es la libertad y el poder de crear nuestra propia vida, y decidir sobre ella.
El comienzo del miedo tiene sus raíces en el único lugar en donde podría hacerlo, en la inocencia y en la vulnerabilidad del niño pequeño: todo niño es una obra de arte, un poema a la libertad, y la espontaneidad hecho carne, pero también lo es a la vulnerabilidad, y la fragilidad, a la necesidad de amor, cariño y afecto, y es por esta necesidad que el miedo encuentra su primera veta, primero a través de los acuerdos emocionales que hacemos con nuestros padres, acuerdos tipo si haces esto no te quiero, y si haces eso te daré aquello, y que luego se desarrollan y se hacen mas complejos en los contratos sociales que hacemos con la sociedad que nos acoge en su seno, acuerdos donde empieza esta interminable lista de tengos y debos que desemboca en esa gigantesca neurosis social que aun esos poderes fatuos llamados fácticos nos intentan vender como inevitable, mientras aun nos sentimos demasiado frágiles e indefensos, demasiado inconscientes como para crear o saber que podemos crear una vida autónoma y plena.
No es la intención de este artículo profundizar sobre los acuerdos emocionales y mentales que conforman la base del ,miedo, sino señalar que es por este mecanismo por lo que el miedo, sus pilares, y el entero prostíbulo de necesidades que nos tiene vendidos de los pies a la cabeza se opone radicalmente a lo que es nuestra verdadera naturaleza, que es la libertad creativa que nace espontáneamente del amor y de la confianza.
Nadie que haya crecido en un entorno de libertad, entendida en el sentido de dejar que el niño se desarrolle a si mismo sin temores y proyecciones ajenas, mas que los que le son propios por su condición de dependencia, amor y confianza, necesitará sostener su vida en cualquiera de los pìlares del miedo, no necesitará ni imponerse, ni someterse ni seducir a nadie por miedo a la supervivencia, en cualquiera de sus formas, material, emocional, etc...ni le verá cualquier sentido a un sistema de mercadeo en el que nadie se fía de nadie, mientras siguen ensayando esas sonrisas que espantan a los niños aun sanos nada mas verlas.
Desafortunadamente estos casos son la excepción que confirma la regla, y todos o casi todos hemos crecido en un ambiente de miedo e interiorizado sus leyes de mercadeo.
El trabajo, la relación de pareja, la salud, o cualquiera de nuestros ámbitos de expresión solo tienen dos alternativas, o crecer en el amor, la libertad y la confianza, o en el miedo, y en sus tres estrategias. Es por eso que sin la libertad creativa, sin la libertad interior, es imposible cualquier realización de lo que somos, porque lo que somos, que es libertad y amor, ha de expresarse a si mismo para encontrar su realización.
Cualquier trabajo, relación, afiliación, etc... que se base en el miedo, o en el que se puedan identificar una de sus estrategias (dominio, sumisión o seducción) es producto del miedo y de la dependencia nacida de los acuerdos que hicimos de pequeños, cuando hicimos nuestra la creencia de que es necesario hacer algo para que te quieran, es decir, que es necesario procurarse una moneda de cambio en un sistema que no reconoce ni ama las personas por lo que son, sino que las adora o las humilla conforme los que hacen o lo que tienen, porque sus raíces se hunden en el miedo, y están podridas hasta la médula. Un sistema podrido y descompuesto que hace de sus miembros autómatas, y que no tiene remedio, que no tiene otra salvación más que morir y renovarse por completo.
Es por esto que la crisis global que atravesamos no solo no tiene solución, sino que es necesario que no la tenga, pues si la tuviera sería solo un cambio de estrategia, una nueva máscara del miedo, mas sutil y refinada, en vez de una purificación y una renovación, en la que el miedo sea quemado y reducido a cenizas para que la simiente del amor, de la libertad y de la confianza que todos llevamos en el corazón pueda nacer y desarrollarse conforme a lo que es su propia naturaleza: expandirse y sembrar más amor, amor que necesita de la libertad y de la confianza para convertirse en el Árbol de la Vida, y en Jardin del Eden que es el sueño del dios/a que somos, y que será el mundo basado en la libertad y el amor, y no en el miedo.

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