El Tao y el Vacío Creador

"Hay algo sin foma y perfecto
que existía antes de que el universo naciera
Es sereno. Vacío.
Solitario. Inmutable.
Infinito. Eternamente presente.
Es la madre del Universo.
A falta de un nombre mejor...
lo llamo Tao.

Fluye a través de todo,
dentro y fuera de todo,
y al origen de todo retorna.

El Tao es grande
El universo es grande.
La tierra es grande,
El hombre es grande.

El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo."

Tao-Te-King, cap 25.

lunes, 11 de enero de 2010

Advaita y sufrimiento.


Me veo en la obligación moral de escribir este artículo.
Pero dado el tema, y para no caer en personalizaciones, por mi propia historia personal con el asunto, quiero ser lo mas breve y escueto posible.
Hace mas o menos una semana recibí un mail de un hombre (no menciono el nombre por discreción, no por lejania), padre de tres hijos, y buscador de la verdad, que me pedía ayuda para solucionar un dilema que sentía entre la búsqueda o la senda espiritual y el sufrimiento.
Mostraba una auténtica compasión, genuina, por el sufrimiento ajeno, en especial el de los niños. Me conmovió, no eran de esas preguntas retóricas, intelectuales, filosóficas o narcisistas. Era un corazón desangrado por su misma presencia, y a la vez, por su misma ausencia.
El hombre estaba jodido por el hecho, no interiorizado aun, de que la consciencia se manifestara tambien como sufrimiento, y no podía aceptar que semejante sufrimiento fuese un juego de la misma, o lo que es peor, obra suya.
Después de meditar en la esencia, de sentir la esencia de lo que le cocía por dentro, que es lo mismo que a mi me ha cocido y quemado tantas veces, le constesté lo mejor que pude, o que supe, desde ese mismo amor impersonal que decía reconocer en mis palabras. Palabras que no son mías, o al menos lo intentan. Que menos que eso...
Pero el tema me ha seguido rondando y rondando, porque es un tema universal, y porque todavía genera muchos malentendidos.
Cierta literatura espirituosa de fin de siglo, intenta aligerar o narcotizar la indudable enseñanza del sufrimiento con títulos como la inutilidad del sufrimiento, y cosas por el estilo.
Dado que tengo mis propias cuentas con el suffering, no puedo mas que intentar arrojar un poco de luz sobre este espinoso asunto.
Para abordar el sufrimiento desde la perspectiva del advaita, no voy a posicionarme en la visión no dual, sino desde la perspectiva del que sufre, del que busca.
Desde la perspectiva del Uno sin segundo, poco habria que hablar sobre nada, solo ser y amar el mismo sufrimiento, en silencio.
Pero como me ha enseñado hace bien poco una brillante estrella de la mañana, la compasion es ponerse, posicionarse precisamente en ese lugar, aunque uno sepa que su lugar es todo el espacio. Precisamente porque el espacio es Todo, uno puede posicionarse en cualquier lugar. Tambien y sobre todo, en el lugar que en ese espacio ocupa el sufrimiento.
Asi que empecemos por la primera noble verdad.
Hay muchos tipos de sufrimiento, físico, emocional, mental, espiritual, pero todos tienen una raíz universal, y esta raiz es la creencia en la separación, creencia que se experimenta de un modo físico , emocional, mental y espiritual respectivamente.
La verdad del sufrimiento es genuina, no es algo inventado, es real. Si no lo fuese nadie estaría por ahí buscando dejar de sufrir y ser feliz. Esta es una búsqueda verdadera porque lo que buscamos es real, infinitamente mas real que su ausencia. De hecho es lo que buscamos lo que le dota realidad a su ausencia, y no al contrario, es la conciencia lo que nos dota de la certeza y el sentido de identidad, de existencia, y no al contrario.
El hecho del sufrimiento es real. No es necesario teorizar ni discutir sobres esto. Ni por supuesto aligerarlo con elaboraciones mentales narcisistas, escapistas, o superfluas.
Un niño que se muere de hambre es un niño que se muere de hambre, un crío que pierde a sus padres pierde a sus padres, una ruptura es una ruptura, una enfermedad mental es una enfermedad mental, y una noche oscura es una noche oscura.
Ahora bien, la realidad del sufrimiento, solo tiene vigencia en el reino de lo personal, puesto que es lo personal, la creencia de que yo soy algo separado de ti, y del resto de la existencia, que ha de sobrevivir, comer, crecer, dar fruto, con los consiguientes riesgos antagónicos de morir, estancarse, y quedarse estéril, lo que causa el sufrimiento mismo.
La experiencia del sufrimiento es la personalización y perpetuación de una experiencia de dolor, que muy bien podría ser pasajera, pero que se prolonga por diversas causas, a veces internas a veces ajenas, y la mayoría de la veces una mezcla de los dos. Ni fu ni fa.
Una cosa es poner fin al sufrimiento de repetir un patrón de buscar tiranos o víctimas en las relaciones , y otra poner fin a la hambruna de millones de niños.
Sin embargo estos dos sufrimientos coinciden en el hecho de que su raíz es la misma interpretación o creencia en la separación, en que hay alguien allí que sufre esto.
En uno me busco a mi mismo eternamente fuera de mi, y eternamente me quejo o tiranizo al que no puede darme lo que me niego yo mismo, y en otro, someto a un pais a condiciones infrahumanas porque he sido educado en la creencia de mi superioridad, o de mi mayor merecimiento sobre los recursos de un planeta al que ni siquiera puedo sentir, porque no soy capaz de sentirme a mi mismo como un ser apacible, completo, abundante, y perfecto.
El dolor que causa una u otra experiencia es perfectamente solucionable porque esta causado por ciertas condiciones perfectamente reversibles. Esta es la interdependencia, y, en ese reino, todas las creencias son reversibles.
La pesadilla de caer sin fin se puede transformar, con un poco de esfuerzo, en un bonito sueño de volar. La creencia en el miedo y en la separación, en la creencia en el amor y la unidad.
Pero las creencias, aun pudiendo mitigar el dolor, no son capaces de poner fin al sufrimiento. Una creencia no puede terminar con la ilusión de otra creencia, solo ocupar su lugar.
Solo el Ser, solo lo Real, solo el Amor puede poner fin a la tragedia.
El sufrimiento, sea como imposición externa o adicción interna, solo se disipa yendo a la fuente misma del dolor, atravesando la misma experiencia sin juicio ni interpretación, sin rechazo ni apego.
Este es el lado luminoso del sufrimiento, como espejo que nos devuelve mil, un millón, un billón de veces reflejada la cara del mismo dolor, la misma punzada excarvando con precisión milimétrica en la misma herida, hasta que nos volvemos locos de dolor y desesperación, y tenemos bastante.
El único objeto del sufrimiento, personal, o colectivo, es llegar al quicio de su misma causa.
Su causa es siempre la creencia en la separación, que sustenta la ilusión de la personas, los paises, las fronteras, las leyes, o la necesidad de ellas, y la riqueza vista como una tarta que hay que repartirse, etc.. El sufrimiento es la perpetuación de un dolor que no se acepta, que no se respira completamente.
El dolor pasa, y puede que te enteres de lo que quiere decirte o puede que no.
Por acaso vuelve, y de nuevo puede que te enteres o puede que no.
Tanto si se ignora, como si se personaliza dramáticamente, el dolor se transforma en sufrimiento, y este no deja resquicio, no te deja escape, y por eso mismo, es el mejor aliado del advaita.
Porque donde el sufrimiento dice separación, separación, separación, y un sinfin de historias que se hilan al sueño de la persona, el advaita dice no-dos.
Y puesto que la mente no sabe de no-dos, la conciencia aguarda a que el corazón este tan sediento de si mismo, tan agotado de sobrevivir de espaldas a su fuente, que se tire de bruces a los pies del maestro, y olvide su sufrimiento para siempre.
El maestro es el amor impersonal que nos libera de la persona que sufre, de la interpretación personal de la experiencia.
De la persona que juzga, que interpreta, que sopesa, que mide, que crea una y mil veces una historia fantasmagórica de conquistas y fracasos, de luchas, de anhelos, de deseos, de logros, de necesidades, de satisfacciones, de decepciones, de dependencia tan falsos como la personalidad o identidad que cree vivirlos.
El sufrimiento es útil, pero solo para darse cuenta de que la creencia y la persona que lo sustenta es una interpretación, no un hecho. El hecho del sufrimiento es verdadero, la creencia que lo crea no lo es, ni por asomo. Y esto es universal para cualquier sufrimiento.
El sufrimiento es útil, mucho mas útil que un dolor pasajero, para empujarnos a esa dicha que tan sabiamente sabemos que nos merecemos.
Esa dicha no es una conquista, ni un logro, un una realización, no hay forma de que podamos adquirirla o renunciar a ella. Es nuestra propia naturaleza.
Vivir de espaldas a ella, intentar vivir de espaldas a lo que somos, es lo que realmente causa sufrimiento.
El sufrimiento es el lado oscuro del amor, es el amor que se niega a si mismo, que se tapa los ojos ante si mismo, para finalmente, reconocerse a si mismo completamente.
Cuando el amor reconoce el amor en el sufrimiento, cuando el amor y el sufrimiento se encuentran nace la compasión.
El discípulo que sufre en su corazón, por si mismo, o por el mundo entero, es un maestro en potencia, mucho mas que el que busca por los vericuetos sin fin de la mente, que invariablemente, también sufre.
Y mientras, en el eterno presente, el maestro que somos nos espera. Espera pacientemente a que el sufrimiento cumpla con su labor de desgaste, con su trabajo erosivo y eficiente, mientras nos ama impersonalmente, sabiendo que ese amor es solo el reconocimiento de que, mas allá del que sufre, no hay nada ni nadie allí, solo el amor, solo el maestro que se reconoce a si mismo en todas las formas, en todas las apariencias, en todas las lagrimas, en todas las búsquedas, en todos los anhelos.
Lo diré una vez más, porque las cosas importantes conviene repetirlas:
Cuando el amor y el sufrimiento se encuentran nace la compasión.
Es una sencilla fórmula:
Advaita (amor) + Sufrimiento= Compasión (o sea, mas amor, si cabe...)

3 comentarios:

  1. Hola César: He aquí una gran paradoja: por un lado somos Todo, la Subjetividad pura, única, y sin embargo aquí estamos, habiéndolo olvidado, y agobiados por todo tipo de sufrimientos. Sabemos que todo es ilusorio, un sueño, pero hasta en los sueños lloramos y nos duele el dolor.
    Gracias por tus palabras, que con toda seguridad están apuntando a lo que Es.
    Un abrazo!

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  2. Hola Zanara, gracias por comentar.
    Para mi el olvido, y ese sufrimiento, la historia, el sueño y el soñador soñado, son parte inevitable del camino hacia ese reconocimiento.
    Somos consciencia pura a la vez que expresiones que esa misma consciencia usa para reflejarse y reconocerse a si misma.
    El proposito, el porque de este juego es un misterio, pero no importa, lo que importa es jugarlo plenamente y entregarse a cada experiencia para que el infinito pueda revelarse y a la vez, experimentar lo que experimentamos, desde la separacion incluso.
    Pero este infinito no se agota con la experiencia, porque es la fuente de todo. Una infinta fuente de amor que se recrea constantemente, que brota de esta entrega del todo al todo.
    Sincermente, a mi me basta con eso, no necesito comprender lo que no es comprensible.
    Estamos aqui por amor. Un amor tan espacioso y libre que nos asusta que la consciencia nos haya dejado sueltos, pero si no fuera asi, como reconocerla, como experimentarla, y como experimentaría ella misma sin la ilusion de otra cosa distinta?.
    La creacion es una obra de amor, la iluisión que la crea tambien es un canto al amor, pero la conceptualizamos con etiquetas, cuando el samsara, el maya que tanto repudiamos es la misma manifestacion y expansión del Nirvana, del Si Mismo que rebosa tanto de si mismo que se manifiesta en infinitas apariencias.
    Como reza un probervio zen solo conoces la manzana cuando la tocas, la hueles, la saboreas, la pruebas.
    Y jamas se te olvidará lo que es una manzana, aunque no haya dos manzanas iguales.
    Dale a la consciencia el inmenso placer de probarse a si misma, y olvídate de interpretar lo que sucede.
    Sucede tu misma, entre todas las demas cosas, y deja que otros se preocupen.
    Olvídate de las paradojas, porque todo es paradójico, y disfruta.
    Vive como la niña que eres, no todos tienen esa frescura, asi que aprovecha.
    Un abrazo.

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  3. ¡Gracias, César Bacale! He llegado a tu escrito buscando respuesta a la afirmación de Sesha Vedanta en Facebook: "Pretender cambiar el dolor o anularlo como a un objeto indeseable es un sinsentido, ya que el dolor nunca es causa, es siempre consecuencia".

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