El Tao y el Vacío Creador

"Hay algo sin foma y perfecto
que existía antes de que el universo naciera
Es sereno. Vacío.
Solitario. Inmutable.
Infinito. Eternamente presente.
Es la madre del Universo.
A falta de un nombre mejor...
lo llamo Tao.

Fluye a través de todo,
dentro y fuera de todo,
y al origen de todo retorna.

El Tao es grande
El universo es grande.
La tierra es grande,
El hombre es grande.

El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo."

Tao-Te-King, cap 25.

viernes, 15 de enero de 2010

No, gracias.

Vamos a agitar un poco mas las aguas.
Ayer me hice la promesa de abstenerme de solemnidades.
Hoy tengo otra promesa, pero solo la diré cuando acabe.
Dice Mooji que llega un momento en el que creencias y opiniones, sea se, el feliz mundo de maya, ya no tienen poder para sustraermos.
Uno se sienta en el cine, pero no se confunde con la película, ni con la pantalla.
Y si un personaje te invita a participar en el espectáculo uno solo dice: no gracias, prefiero quedarme aquí sentado, observando.
Las creencias son como piezas de dominó, cada una tiene un número y ese número te lleva a otra y a otra y a otra. A veces hay creencias que encajan y otras que no encajan.
La partida de dominó consiste en liberarse de las piezas, pero es un juego de astucia, de competitividad, para librarse artificialmente de “las creencias” antes que el oponente.
Todos los debates espirituales y filosóficos, sociales, políticos, económicos, todos los discursos mentales y rifi-rafes emocionales son partidas de dominó a una u otra escala.
No hay diferencia alguna entre el que pierde y el que gana, porque todos y cada uno de los movimientos están condicionados por el anterior.
La victoria o la derrota son falsas, y no hay nadie que se libere de creencia alguna jugando de esta forma.
Hoy voy a proponer un juego diferente al que todo el mundo ha jugado.
Se llama pon las fichas de domino en fila india, una detrás de otra, sin importarte de que número calcen, y derriba la primera, a ver que pasa...

Hace bastante tiempo que un buen día me quedé rezagado y me agoté de la carrera esta de la vida, me senté en la calle, allí donde me pilló, y me planté agotado de tanta partida falsa. Si, eso que se llama memoria y que a veces funciona y a veces no, me dice que era un buen jugador, me creía de los mejores, y eso... je.
Me senté simplemente porque necesitaba sentarme y descansar, y allí llevo desde entonces.
Al principio la gente te ignora, porque todo el mundo tiene derecho a pararse de vez en cuando.
Después, cuando pasados los meses se dan cuenta de que sigues allí plantado, es cuando empiezan a preocuparse, y se abre entonces la veda de los yo se lo que te hace falta, de los deberías de, hazlo por..., o de los aun peores te entiendo perfectamente.
Pero nadie te entiende una carajo. Es imposible que lo hagan.
Ademas, tú no le has pedido a nadie que lo haga, no estas allí para ser entendido, estas allí para descansar de todo y de todos, en especial de ti mismo.
Lo increíble es que no puedes hacer nada, una vez que la gente se auto-convence de que necesitas ayuda, un médico, o la bofetada que no te dieron cuando eras niño, la lluvia de creencias que te cae encima es imparable.
Las apuestas y los auto-convencimientos se disputan el gran premio de quien conseguirá finalmente convencerte, y aunque al principio te aplicas con ahínco a la tarea de explicar que solo y simplemente estas descansado y observando lo que pasa, la gran bola de nieve no se detiene.
Llega también la hora en la que desistes de explicar nada, apartas la mirada y miras al sol, o la luna, hasta que se te caen las lágrimas. Miras durante horas porque ves a gente por ahí, porque te encantan las luces, que también te observan, y porque llega un momento en el que la danza del observador y observado es tal deliciosa, que ni tu mismo te la intentas explicar.
Tu disfrute esquizoide irrita mucho más a la gente, que frustrada de no haber ganado el bote de la tómbola, empieza a increparte, o a darte por perdido. El impulso de ayuda que parecía amor, se vuelve ahora tormenta y oleaje. Todo son increpaciones, fruncidas de ceño, o meneos de cabeza, que para ti se confunden con los ruidos y los movimientos de los coches, de las hojas, del humo, de las nubes, y de las flores.
Te llueven proyecciones de los cuatro cantos del cosmos, y hasta los demonios y los ángeles se te pegan para ver quien se te llevará finalmente. El combate por ti deja de ser humano para ser un asunto mas metafísico, o como lo llamen. La cosa no te preocupa en exceso porque desde niño que la gente extremista te busca para reclutarte en su bando, y se pegan a ti como las abejas a la miel, o las moscas a la mierda.
Saben que llevas amor puro en el corazón, amor sin apego, y lo quieren para ellos solos.
Pasado el tiempo, ángeles y demonios empiezan a aburrirse y también se marchan, no antes de haberte condenado al infierno o al paraíso respectivamente.
Después de los combates metafísicos llega una cierta calma, hasta que de repente, de nuevo te vuelves a ver en el mundo, sentado en la calle, con la gente echándote monedas a los pies.
Pero si yo solo estoy descansado y observando... y te dicen que llevas ahí años, y que por lo tanto debes de ser un mendigo, o un farsante.
Como ya sabes lo inútil de decir nada, dejas que te sigan echando monedas, o que te pongan mala cara. Todavía de vez en cuando alguna alma cándida se acerca para contactar contigo y decirte que te ama, que no estas solo.
Al principio, debido a los residuos de tu ego, encuentras esta actitud verdaderamente irritante, y como sabes que razonar no vale de nada, gruñes, gritas, o incluso, a veces, amenazas con matarlos a golpes.
La gente se aparta por un tiempo, pero como hay tanta pasando, y mantener la irritación requiere una energía desgastante, vuelves a ocuparte de tus propios asuntos.
Esta secuencia te pasa no una, sino cientos y miles de veces hasta que no puedes contener mas la respiración, y en vez de enfadarte, te echas a reir a carcajadas.
La risa es la liberación del diafragma, y el enfado es lo contrario.
Tus carcajadas y tu humor cambiante echan a la calle el rumor de que estás loco, porque si te enfadas o te ries sin motivo , y estas sentado en la calle, o en un banco, o en cualquier parte, sin hacer nada, solo puedes estar loco.
Después de un tiempo empiezas a provocarte tu mismo la risa buscando situaciones cómicas, que son todas, pues descubres que el loco te da mas espacio que el mendigo, ya que nadie se compadece ni te quiere aconsejar, ni alimentarte , ni cuidarte, porque ya no eres un pobre, eres un loco.
Como loco, es mucho mas productivo pasearse, porque allí, el mundo solo para cuando te mueves.
Lo cual no exime que de cuando en cuando, un pequeño vistazo a la mas absurda e insignificante cosa baste para lanzarte de nuevo al hiperespacio 1-2-3.
La tentación de permanecer el resto de tu vida como loco es bastante grande, pero te puede mas la sabiduría inexplicable que se esconde dentro de tu locura.
La sabiduría poco a poco se abre paso, sin que te des cuenta, y de repente un buen dia, sin saber por que ni como, abandonas la tierra del caos y del andar sin rumbo fijo, te levantas, te duchas, te pones un pantalón, una camisa, y sales a buscar trabajo, lo cual no quiere decir que lo encuentres, o que puedas ya trabajar en “algo”, una profesión. Los años no han pasado para ti, pero si para el mundo.
El mundo de los CVs, de los cuéntame de ti, de aparentar ser esto, o de creerse algo, no tiene el mas mínimo sentido para ti. Intentas hacerte cargo con la frase: me da igual, no tengo prejuicios, solo quiero trabajo, y con una actitud lo mas adecuada posible, intentando tapar los abismos que hay en tu mirada, pones un velo de idiotez, actitud que solo prolonga infinitamente los abismos, porque estás intentado salvarlos con un par de hojas de papel en blanco.
Pero la cosa no resulta, tu hoja de papel en blanco no está tan blanca después de todo.
Apenas intentas ofrecerla, el abismo se la traga, y aquel que te está entrevistando necesita forzosamente mirar para otro lado.
Al darte cuenta bajas los ojos, te haces mas el tonto, pero el resultado es cada vez peor.
Al final optas por no quitarte el velo de la estupidez, de si, soy eso que quiere, si señor, si-eso- mismo.
Pero al darte la vuelta, sabes que no, que no es de verdad, que tu camino no pasa por dejar de sentir el fuego de tu vientre e invocar para ti las cien mil normalidades en ese momento. Eres quien eres y las secuelas de la locura aun dejan un sabor a herrumbe y temor en la boca de los demás cuando te huelen, un vale, te acepto, pero no te acerques más.
Un sabor que no se pasa al meditar, sino que se acentúa, porque la entrega ya no es forzosa, ya te conoce, y viene en tu busca, y en cuanto que cierras los ojos la nada te absorbe, y tu cabeza se parece mas a un balón pinchado, o a un queso de gruyere que se deshace en un fluido, o en una masa fundida, que a un cerebro agitado que intenta calmarse.
El camino ya no es camino, ni siquiera el tuyo, y no pasa ya por ninguna señal, o por seguir buscando el momento en el cual puedas al fin ser libre.
Ya no puedes ser mas libre que en este instante, es imposible, la libertad ya no es cosa de grados, ni de deseos sublimes de... sino de naturalidad.
Pase lo que pase, ahi estás.
Ya no puedes mantener conversaciones lógicas, fuera del que comemos hoy, que rico esta esto, tengo sueño, tengo hambre, que pases buen dia, me voy a cagar, o me cago en la puta, porque tu pensamiento ya no se percibe como palabras , frases o imágenes, sino como vibración y energía.
Puedes también jugar al cotilleo, por un rato, hablar de la compra, de la comida, o balbucear sobre cualquier tema que surja, pero sin enredarte. Puedes poner orden, decir vale , bien o basta, preguntar cosas sencillas, o responder sin justificarte, y esto resulta mas profundo que hablar de los dyana budas.
Puedes bailar, y bailas, disfrutar de las sensaciones, pero ya no puedes seguir fingiendo que el velo de maya tiene el mas mínimo interés real para ti, en ninguno de los sentidos.
Puedes incluso poner todas las piezas del dominó todas juntitas, en fila india, y darle un pequeño empujoncito a la primera, diciendo... no, gracias.
No gracias, no quiero este trabajo, es deshonesto para mi.
No gracias, no quiero seguir jugando a que necesito algo fuera de mi.
No gracias, no me importa que mandes un aviso judicial por no ver a tu nieta, cuando puedes venir a verla cuando quieras.
No, gracias, no me crea ningún cargo de conciencia.
No, gracias, ese es tu problema.
No, gracias, no voy a hacer una o 999999 constelaciones familiares para arreglarlo.
No, gracias, pero tu las puedes hacer, si es tu deseo.
No, gracias, ya no creo en eso.
No, gracias, me da igual que te pongas como te pongas.
No, gracias, esa es tu creencia.
No, gracias, esa es tu creencia.
No, gracias, no voy a perder mi calma por esto, hoy me siento muy feliz por haberme permitido ser honesto conmigo mismo, porque a pesar de todas las creencias heredadas sobre el trabajo, he descubierto que mi único trabajo real es ser 100% honesto commigo mismo, sin tener que hacerme pasar por nada mas que lo que soy, por sentir otra cosa que la que siento ahora mismo, y querer o pretender cambiarlo.
No, gracias.
No, gracias, estoy bien donde estoy.
Este es el lugar y el momento perfecto, así que gracias, pero no.
No gracias, simplemente no quiero creer o dejar de creer en nada. Esa energía me pertenece.
Es mía, con todo derecho, y con ella hago lo que quiero, crear o no crear.
Antes buscaba el amor, y a mi mismo, y hacia lo que podía.
Ahora no busco nada, y hago lo que quiero.
Y como no quiero nada no hago nada.
Porque se quien soy (y lo que no soy), así que gracias.
Y esta es mi promesa, no volver a fingir que no se quien soy.
Y que no hago lo que quiero...(“con mi pelo...”).
Por ejemplo, ver el Gran Hermano con mi novia en vez de meditar, porque estoy hasta el coño de viajes siderales, y de absorciones solo aparentemente no duales y advaitas.
Ademas, después de la locura, la trepanación del cerebro se da por sí misma y es automática, veas lo que veas, y hagas lo que hagas...


Sirva este post como primera incursión- en el territorio -del mientras -del antes del despertar, querido Alex, segun mi experiencia, por supuesto.
Hay que aprovechar que ha salido solo, porque no esta el horno pa bollos.
Es territorio, y el territorio es siempre personal e impersonal al mismo tiempo.
El mapa es siempre impersonal, pero resulta teórico, al no reflejar lo concreto de la experiencia.
Todos los personajes de la historia existen tanto fuera como dentro de nosotros, como reflejos de nuestro discurso mental, mientras existe.
El mientras mientras y el mientras después, irán llegando a puerto, lo prometo.
Así como un pequeño mapa recopilatorio final, que servirá de brújula de bolsillo, para quien así lo quiera.
Discretito y personal, nada de Diplodocus al estilo Wilber.
Vaya, cuantas promesas...espero poder cumplirlas todas.
Abrazos.

4 comentarios:

  1. Hola César.
    Sólo quiero recordarte que el Amor sigue estando aquí y que nunca estás sólo.
    Un fuerte abrazo.

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  2. Gracias, alma cándida.

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  3. ...y un fuerte abrazo para ti también.

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  4. Disculpa la tardanza en responder hermano. Y pues sí, sin redundancias sólo queda una pereza libremente activa.

    La única diferencia es que "mi novia y yo" ve "Dancing with the stars" ^_^


    Un gran abrazo César

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