El Tao y el Vacío Creador

"Hay algo sin foma y perfecto
que existía antes de que el universo naciera
Es sereno. Vacío.
Solitario. Inmutable.
Infinito. Eternamente presente.
Es la madre del Universo.
A falta de un nombre mejor...
lo llamo Tao.

Fluye a través de todo,
dentro y fuera de todo,
y al origen de todo retorna.

El Tao es grande
El universo es grande.
La tierra es grande,
El hombre es grande.

El hombre sigue a la tierra.
La tierra sigue al universo.
El universo sigue al Tao.
El Tao se sigue a sí mismo."

Tao-Te-King, cap 25.

lunes, 14 de diciembre de 2009

Ser Hombre (14-11-2009).


Hace tiempos ya que paso por mi propia crisis de masculinidad.
Y hace tiempos ya que veo que es la misma jodida crisis que vive el hombre en todas partes.
¿Que significa ser Hombre?
Nada de lo que se dice por los foros de masculinidades me hace sentirme mejor, mas pleno, mas “hombre”.
Y cuanto mas leo o escucho sobre lo que significa ser hombre menos claro lo tengo, mas confuso estoy.
¿Que significa ser un hombre para mi, más allá de las teorías, de las creencias machistas y patriarcales, de las creencias del feminismo, y de todas las teorías de las nuevas masculinidades?
¿Que significa ser un hombre para mi, en lo personal, en lo mas íntimo?
Ser Hombre. Ambas palabras han sido tesoros que he estado buscando fuera de mí, siempre en comparación, o en oposición con algo.
Ser... como si ese fuese un estado a realizar. Un vacio del que huir.
Hombre... como si fuese también algo no que soy, por el mismo hecho de haber nacido así (con colita y pelo, o de ser como soy, ambiguo, muy femenino, y a la vez muy masculino, con mucha testosterona que no ha sido capaz de endureceme los rasgos, solo la mirada y el carácter), sino en lo que tengo que convertirme. Ser Hombre como un estado de plenitud que excluyo de mi mismo, de lo que ahora, en este preciso momento, Soy.
¿Pero acaso no Soy ahora?
¿Acaso no Soy?
¿Deja de ser, deja tan solo una célula de mi mismo de vibrar y de ser, sólo porque una parte de mi (la mente y sus configuraciones) ponga el estado de ser, o el estado de no ser hombre, fuera de mi, y no solo fuera de mi, sino en un lugar y tiempo diferentes en el que estoy ahora, como algo a realizar?
Veo aquí el cebo de la mente. Es la mente la que excluye al ser de su propio don, que es la eterna presencia, al crear el tiempo y el espacio a través del pensamiento. La mente crea tiempo y espacio porque sin él no podría existir ni evolucionar. Sin tiempo no podríamos creer que existe algo que ha de convertirse o que puede convertirse en otra cosa.
Cuando digo que busco el ser, que busco ser un hombre, ¿quien lo dice?.
Solo puede decirlo la mente.
Y la mente es un inmenso receptáculo de memorias y creencias que se mueven y cambian incesantemente...
Este ser y este hombre es un idea, sostenido por muchos pensamientos simultáneos, concomitantes, antagónicos, y complementarios.
La evolución es un pensamiento. La idea, la ilusión, la creencia de que algo o alguien evoluciona, o involuciona, es un pensamiento.
Cuando digo que quiero ser un Hombre pongo la idea de hombre en un punto imaginario del tiempo y del espacio distinto al que estoy ahora.
El mismo punto en el que estoy ahora como idea de no ser un hombre también es imaginario, porque se está comparando con un idea de realización futura.
No ser un hombre es la idea que tengo de mi mismo.
Ser un hombre es la idea de lo que quisiera ser.
Sea cual sea, esta idea es falsa, tanto la idea que tengo de mi mismo, como la idea de lo que quiero ser. Lo único que es real no es lo que yo soy, sino que Yo Soy.
¿Y que soy mas allá de la idea de lo que soy y de la idea de lo que quiero ser.?
¿Soy de hecho un hombre?
¿Y que define a un hombre?
¿Que es lo que me hace un hombre: la biología, la cultura, las creencias, el falo sagrado (siempre erecto, por favor), la esencia de lo masculino, los rituales de iniciación y de paso (que ya no existen), el funcionalismo, la negación de lo femenino, la identificación con otras “ideas” de ser hombre, o nada de lo anterior?
¿Que es lo que me hace ser hombre?
Ya lo se, esta la pregunta del millón, la pregunta de este siglo.
Y tengo mi propia respuesta.
Nada de esto me hace ser hombre, porque el Ser es una identidad anterior y posterior al hombre, que es una suma de creencias y de caracteres biológicos y genéticos adquiridos, que por cierto, también se hayan en transformación.
Primero y ante todo Yo Soy, y solo después, a través de la mente, me identifico con la idea de ser hombre.
Lo que me hace ser hombre es la mente humana, porque ser hombre, independientemente de las teorías, es un idea, y como todas las ideaciones de la mente humana, está en contínua transformación.
¿Y la biología?
¿El falo, en contraposición a la vagina?
¿Son meros componentes reproductivos para la supervivencia de la especie (una de las claves del funcionalismo), o son la materialización de la sagrada danza tántrica del eterno masculino materializado en el lingam y el eterno femenino materializado en el yoni ?.
¿El falo, la vagina, el eterno masculino y el eterno femenino, la naturaleza, los planetas, las estrellas y el sol, la creación y la dualidad inherente a ella también son manifestaciones de la mente. De una mente superior a la mente humana colectiva.
La mente de Dios (la mente cósmica si se prefiere). Todos, como seres humanos en evolución, somos creados y dirigidos por esta mente.
Pero ni siquiera la mente de Dios me define, me acota, me limita. Solo me da un nombre: ser humano. La mente colectiva humana tampoco puede definirme: me llama hombre o varón, homosexual, o afeminado, en función de infinitos condicionantes biológicos, culturales, sociales, educativos, económicos, e incluso políticos.
Esta es una historia de separación, un exilio premeditado y un peregrinaje planeado de Dios hacia Dios, del Ser hacia el Ser.
Dios o el Ser es Uno, Inseparable, Inmutable, y es a través de la mente que crea el holograma de la creación, a través del pensamiento del espacio y del tiempo, ya que no puede haber tiempo sin espacio.
Lo que llamamos evolución de la mente humana, desde la prehistoria, y mucho antes que ella, hasta los tiempos actuales, es parte de ese peregrinaje del Ser hacia el Ser. Ser hombre es solo una idea mas de ese peregrinaje, una idea siempre en evolución, que evoluciona junto con el ser humano, que es otra idea, que evoluciona con otras muchas ideas en toda la creación, a través de la experiencia, que no son mas que las creencias y las ideas materializadas, “congeladas” en ese imaginarium llamado espacio-tiempo.
Así la experiencia del materialismo, con todas sus desigualdades, y la idea de sobre-valoración de la materia van de la mano. Y nada se puede hacer por una si no se cambia la creencia, la idea que es la base. La experiencia del machismo, o del patriarcado, va unida a la creencia o superioridad del hombre sobre la mujer. Nada se puede hacer por una sin cambiar el otro. La experiencia de igualdad sigue a la creencia en la igualdad, y así un largo etc..
Sea la forma que sea, ser hombre es una suma de creencias, una suma de creencias en evolución, interacción y transformación constante. Una suma de creencias que no solo traen cambios culturales, sino también, genéticos, biológicos y estructurales. Aunque estos lleven mas tiempo (¿no es obvio que ya casi no necesitamos los dedos de los pies, ni colmillos desgarradores, ni tener todo el cuerpo cubierto de pelos, aunque a algunos todavía nos gusten?). No se puede volver a las cavernas, no se puede ir por ahí matando animales, rememorando antiguas iniciaciones tribales. Es preciso asumir e integrar los cambios de la mente humana, si queremos volver de nuevo a casa (la integridad biológica y la integración de la polaridad ).
Todos esos cambios apuntan hacia integración de todas las creencias que tratan de definir, y de expresar lo que hoy significa ser un hombre (por eso se habla de masculinidades, así como el feminismo hace tiempo que habla de feminidades).
La integración de la dualidad, de la idea del principio masculino y del femenino, es el objetivo final de la creación, una creación que es una proyección holográfica de la mente universal.
Por eso todos los cambios que presenciamos en todos los niveles de la mente humana conducen a la unidad, a la integración de todas las diferencias creadas por la mente, cuyo único propósito es crear.
Pero el propósito del dueño de la mente, del ser que la contiene, es experimentarse y reconocerse en todo lo creado, por eso solo través del reconocimiento, del reconocimiento de que todos somos eso, el Creador, puede darse la integración de todas las realidades que la mente ha creado. Solo en el reconocimiento que se da cuando el Ser se vuelve hacia si mismo, el YO, despreocupándose de todas las creencias, cosas o realidades que puede crear y con las que puede identificarse, podemos volver a la unidad y reconocernos en todo los creado, en todas las creencias, en todas las realidades.

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